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Aún más sobrecogedora

La ‘Procesión de las ánimas’ de La Palma, que transmite la sensación de estar en el auténtico entierro de Jesucristo, se desarrolló esta vez en una medianoche con apagón total en el camino del cementerio y en su interior, con la única excepción de llamas de velas y de pequeñas antorchas. GALERÍA DE FOTOS (pinchar aquí)



Ya son doce las ediciones que acumula la procesión más sobrecogedora de las que tienen lugar en el municipio de Cartagena y, a buen seguro, en la casi totalidad del territorio nacional debido a la oscuridad, el silencio y adentrarse en un camposanto, entre fosas, nichos y panteones reales.

La idea la tuvo, en la segunda mitad de la primera década de este siglo, el párroco Emilio Sánchez Espín, quien pretendió representar el abrazo de los vivos a los muertos, a la vez que rememorar una cofradía de ánimas que existió en la parroquia palmesana de Santa Florentina entre 1703 y 1854, la cual, además de organizar procesiones, acompañaba a los hermanos que fallecían con hachotes y estandartes hasta el cementerio. La iniciativa comenzó a tomar formar cuando en 2008 se constituyó la Cofradía de las Ánimas, estrenándose la tenebrosa procesión al año siguiente.

Anoche nuevamente acudió a su cita, con inicio en la medianoche que separa el Viernes del Sábado Santo. Silencio absoluto, con la única excepción del tintineo en los hachotes-antorchas. Unas cuarenta personas dan forma al cortejo, en el que las mujeres van con el rostro cubierto de velo negro ('las viudas del cortejo'), color que identifica al vestuario de todos los integrantes, llevando capuchones quienes forman las dos hileras de ánimas'. El sudario con el rostro de Cristo y la santa sábado van entre los primeros lugares de una fila que culmina el ataud de cristal con 'el cuerpo sin vida de Jesús' en su interior, siendo llevado por seis personas. Este yacente fue adquirido en los años cincuenta del pasado siglo para las procesiones que entonces se celebraban en el pueblo.



Cuando el cortejo entra en el camino hacia el cementerio todo se apaga, lo que ha sido novedad con respecto a anteriores ediciones. Sólo se ven las pequeñas llamas de las antorchas. Por esa negra 'cueva' avanzan las ánimas hasta la entrada del más que centenario cementerio de Santa Florentina (estrenado en 1900), donde se han encendido velas en el suelo marcando el camino hacia la cruz que hay en la plaza central del camposanto. Las ánimas se abren hacia pasillos laterales mientras que el sacerdote, Pedro García Casas, pronuncia unas palabras en las que expone que Jesús "se ha solidarizado con los que han dejado este mundo" y que es un Dios que no actúa desde arriba, sino que desciende a la tierra, sabiendo lo que es dolor, el sufrimiento y la muerte, para remarcar también que algún día "nos volveremos a encontrar con los que se marcharon" y "la esperanza en la resurrección".



Han pasado cuarenta minutos desde la salida y el cortejo comienza el regreso, nuevamente acompañado por promesas y espectadores, que cada año, poco a poco, va a más. En los primeros años comenzaba a las cinco de la madrugada y éramos muy pocos los testigos. Después, en 2018, se adelantó a la medianoche para facilitar la presencia de vecinos y visitantes. Desde entonces, ésta ha sido la tercera vez que se ha celebrado. Dada su singularidad, está llamada a convertirse en evento pasionario. 

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